sábado, 5 de septiembre de 2009

Sesenta Años Después [Oct1.945-Oct2.005]


Ese día el Bachiller Honorio, nuestro Maestro de tercer grado, nos soltó más temprano que de costumbre. El Padre Hernández Chapellín, de blanca sotana, nos miró ceñudo e imperturbable cuando salvábamos el corredor hacia el zaguán de la vieja casona sede del Colegio "Pío XII". Al franquear el portón de salida volvimos a los brincos, gritos y travesuras propios de nuestra edad. A pie, como de costumbre, porque vivía en otra Venezuela, recorrí las cinco o seis soleadas y corianas calles que me separaban de mi casa. El sol quemaba, pero a esa edad no importa. Al llegar a mi hogar, fui directo al segundo patio de la casota, para ver si estaba allí una señora alta, seria, negra y canosa, quien acudía a mi casa a planchar la blanca ropa, tabaco en boca, con la candela para adentro, y que a ratos, con habilidad circense, sacaba el tabaco para desprenderle con cuidado una larga porción de ceniza, que no sé cómo lo hacía para que no se le desprendiera sobre su lengua, no sé tampoco cómo hacía para expulsar humo simultáneamente por una comisura de la boca y por la nariz, sin siquiera inmutarse. Le tenía callado cariño, y mucho respeto, pero por fastidiarla al quedarme mirándola, y por haber volcado la plancha de carbón que manchó una vez aquellas albas piezas, me acusó con papá, me gané un regaño por faltarle el respeto a esa dama, quien ya hacía su oficio en la casa de mi abuelo Lino. Ya grande descubrí por qué las lavanderas y planchadoras de ropa fumaban con la candela para adentro, la causa estribaba en que si así no lo hacían, manchaban a la ropa con la ceniza. Ya se acabaron las mujeres que así fumaban, ya no hay planchas a carbón, son costosas piezas de museos y de coleccionistas de vainas viejas.

Al rato noté angustia en el semblante de mamá, mi edad no me permitía pararle a eso, pero más tarde llegó papá, lo vi hurgar y recoger armas, adicionales al revólver que siempre portó. Discutían mis padres: ¡No te vayas José María!, me intrigué y entré al cuarto y vi que tras la insistencia de mamá, mientras se quitaba el pantalón de su traje blanco, y se ponía un pantalón de caqui, le contestó: "¿Y qué quieres tú, que me ponga unas pantaletas y salga corriendo para huir?". Se fue papá, quedamos consternados, lo vi irse, se dirigía a acompañar al mandatario regional falconiano: León Jurado, quien con tropas marcharía a Maracaibo para unirse con el mandatario zuliano Pulgar. La angustia de mamá me aguó los ojos..

Se fue papá a pelear, me lo reiteraba mi mente de niño, y llegué a asociar su futura batalla con las de las pocas películas que para entonces había visto. Pasarían varios días sin sentarnos a leer, él en su chinchorro y yo sentado en el suelo, también leyendo la prensa y preguntándole cada palabra que no conocía o frase que no entendía. ..............El 22 de octubre toda la tropa, Jurado, mi padre y otros personajes, fueron apresados y trasladados al Cuartel de Coro, el cual había sido inaugurado pocos días antes de ese 18 de octubre de 1.945. A cada cual le trazaron un destino, no salió mal mi viejo, tras no sé cuánto tiempo de reclusión, le asignaron a Paraguaná por cárcel, ese confinamiento en la Península nos hizo ir a vivir en Pueblo Nuevo.

A quien lea esto le pido disculpa por el largo introito, pero éste es mi relato de niño, y esos recuerdos son una vaina muy seria y de difícil desarraigo.

Isaís Medina Angarita (San Cristóbal 1.897 / Caracas 1.953); hijo del paraguanero y militar José Rosendo Medina; estudió en la Academia Militar de Caracas, de la cual egresó como subteniente. Fue Isaís formado bajo la casta y los preceptos del gomecismo. Tras su desarrollo como militar activo, y luego de la muerte de J.V. Gómez, Eleazar López Contreras lo designó Ministro de Guerra y Marina (1.936), y años después es ascendido a general de brigada. En San Carlos de Austria, capital del Estado Cojedes, da inicio a su condición de candidato a la presidencia de la República (1.941). El Congreso Nacional lo eligió con ciento veinte votos, como mandatario durante el lapso 1.941- 46. Observamos que su elección no obedeció a un sufragio directo y secreto, fue a través de un proceso indirecto, que quizá era normal para una Venezuela que desde su independencia estuvo regida por caudillos militares, salvo algunos pocos saltos de la función, y que apenas tenía algo más de cinco años de haber despertado del férreo yugo gomecista. Con anterioridad, en plena guerra federal (1.860) ocurrió en Venezuela la primera elección presidencial directa y secreta , cuando resultó elegido Manuel Felipe Tovar, proceso que se repitió por última vez en 1.898, con la elección de Ignacio Andrade. Que no se alegren las chicas, en tales elecciones no participaban las de faldas. Si no me falla la memoria, fue en 1.948, cuando el sufragio para elecciones presidenciales, dejó de ser un derecho único para varones.

Es justo reconocer que no obstante su profesión militar, fue Medina un presidente verdaderamente civilista, quien se ocupó de consagrar el respeto a los derechos humanos, permitió rienda suelta a la libre opinión, legalizó a los partidos políticos incluyendo al comunista que había sido proscrito por López Contreras, y en conjunción con el poder legislativo fue significativa la obra en materia de legislación , que permitió la firma del primer contrato colectivo de trabajo en nuestra industria petrolera, elección directa de diputados, voto femenino edilicio, seguro social, impuesto sobre la renta, hidrocarburos. En adición se realizó el primer gran esfuerzo para masiva construcción de escuelas y liceos en todo el país, edificaciones que aún prestan importante servicio, donde también se encuentra la base para la construcción de la ciudad universitaria de Caracas. Ello acompañado por un plan de construcción de viviendas jamás visto antes en la nación, comparable en términos relativos al que hubo durante la dictadura de Pérez Jiménez. Cabe señalar que fue Medina quien definitivamente rompió con los caimacanes de la casta gomecista.

Ahora quizá entendamos por qué algunos viejos caraqueños resumen jocosamente y con simpleza, su opinión sobre Medina: ......"Era mujeriego y se echaba sus palos, pero siendo el presidente, lo vimos caminar solo y sin escolta por las calles de Caracas". A lo mejor era valiente, a lo mejor pensaba que: "quien no la debe, no la teme".

El sector oficial funda al Partido Democrático Venezolano (PDV), con cuyas siglas ya de niños nos reíamos cuando le llamábamos "Peo De Vieja", que las damas me perdonen, era cosa de niños, pero enseñada por los adultos. En ese partido que entiendo dirigía Arturo Uslar, hubo una escisión con una corriente manejada por los aludidos caimacanes, de la cual surgió la candidatura del ex presidente Eleazar López Contreras, y otra corriente manejada por quienes apoyaban a Medina y se apartaron del gomecismo. Por otra parte, hombres jóvenes que provenían del viejo Partido Democrático Nacional (PDN) , fundan al partido Acción Democrática, y se legitima al Partido Comunista. Estoy hablando de hombres jóvenes en su mayoría. El mismo Uslar Pietri (1.906) que las últimas generaciones conocieron ya anciano, andaba entonces en los treinta largos, e Isaías Medina no llegaba aún a los cincuenta años. R. Betancourt (1.908) y R. Leoni ( 1.905) andaban en los treinta cortos

Podemos afirmar que el país vivía en calma, no como en Suiza, pero tampoco con aquellas: Unión (en las cárceles), Paz (en los cementerios) y Trabajo (encadenados en las carreteras), experimentadas durante el gomecismo. Por otra parte, se avecinaba una elección presidencial, ello lógicamente movía a los ánimos, y según todas las versiones, el oficialismo y la oposición, llegaron a un acuerdo en torno a la candidatura y posterior segura designación por parte del Congreso Nacional, de Diógenes Escalante (1.879 -1.964), para ejercer la presidencia en el próximo período constitucional. Escalante, a la sazón embajador en Washington, fue llamado a Caracas para dar los toques finales al asunto. Según versiones dignas de crédito, Raúl Leoni y Rómulo Betancourt habían viajado a EE.UU para entrevistarse con él. En adición, "la institución castrense" respaldaba al pacto en cuestión. Pero el azar se entremete y cambia a veces el rumbo, o eso que algunos llaman el destino.

Conviene detenernos un poco en: quién fue y qué representó Diógenes Escalante. Nacido en San Cristóbal, educado inicialmente en su región natal, no era doctor ni abogado como se ha afirmado. Sujeto hábil y talentoso, se desempeñó ejerciendo durante muchos años, cargos en los ministerios de Relaciones Interiores y de Relaciones Exteriores, y algo también como congresista y funcionario regional. Como diplomático vivió muchos años en Europa y en EE.UU. Durante muy breve lapso fue ministro de Relaciones Interiores al asumir el poder López Contreras, a quien estuvo ligado desde el común terruño tachirense.
Aparentemente Diógenes tenía una especie de rótulo que decía: "Presidente", ya muchos años atrás había sonado para sustituir a Juan Bautista Pérez, una de las figuras utilizadas por Gómez para disimular en algo su dictadura. Aparentemente tuvo Escalante, además de las anuencias antes señaladas, la de López Contreras, quien quizá jugaba en dos equipos, pues también sonaba para remplazar a Medina, y éste, sabedor de los nexos López - Escalante, avizoró la conveniencia en cuanto a escoger a Escalante , pues sabía del talante de López y no desatendía el indudable peso político que este último tenía. Como conclusión podemos decir que Diógenes Escalante representó algo así como un centro de gravedad hacia el cual convergían casi todas las fuerzas políticas del momento en cuestión.

Pero ocurrió entonces que el plato ya preparado y sazonado, se quemó en el horno. No recuerdo el nombre del galeno que tuvo que decirle a Medina: "General, el señor Escalante ha perdido la razón, está demente" . Es posible que esta enajenación mental haya cambiado el curso de la historia política nacional, pues tras la noticia, obviamente se derrumbó la candidatura, y Medina escogió entonces como emergente, al abogado y entonces ministro de Agricultura y cría: Ángel Biaggini (1.899 -1.975), también tachirense, y quien según algunos surgió como una bala fría.

Este cambio constituyó la razón aparente para justificar el derrocamiento del gobierno de Medina. Digo que aparente, porque tal razón quedó desvirtuada a posteriori por los mismos actores del golpe de estado de 1.945. Por supuesto que existían otras razones: la ambición personal de civiles y militares, el rompimiento de Medina con la casta gomecista, el descontento de la nueva generación militar, están entre las causas de dicha asonada militar.

La acción es planificada y ejecutada por el binomio Acción Democrática - Ejército. Surgió entonces la Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt . Los cabecillas militares fueron: Julio César Vargas, Marcos Pérez Jiménez, Horacio López Conde, Mario Vargas , Carlos Delgado Chalbaud. Los cabecillas civiles. Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios , Luis Beltrán Prieto Figueroa. Según parece, el eslabón que unió a los dos términos de este binomio, fue un médico caraqueño. Edmundo Fernández..

Hasta aquí he dado una visión aguas arriba del proceso, pero más importante es echar un vistazo aguas abajo y establecer cuáles fueron las consecuencias de esa y que "revolución de octubre". Tras el ejercicio de la Junta Revolucionaria de Gobierno, que encabezó Rómulo Betancourt, se eligió de manera universal ,directa y secreta a Rómulo Gallegos (1.884), como presidente. Esta elección, repito, fue universal, directa y secreta, tal como la querían los "revolucionarios" de 1.945. A pesar de ello, y a pesar de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano, Gallegos gobernó apenas desde febrero hasta noviembre de 1.948, cuando lo depone un golpe militar encabezado por los mismos de cachucha que derrocaron a Medina. Surgió Carlos Delgado Chalbaud (1.909) a la cabeza de la Junta Militar, quien apenas dejando la adolescencia, había estado a bordo del Falke, en la invasión de Cumaná (1.929) , que su padre Román Delgado Chalbaud dirigió en contra del compadre J.V. Gómez. No duró mucho el talentoso oficial e ingeniero militar, el 13 de noviembre de 1.950, es asesinado cobardemente. Fue un magnicidio atípico, no previsto, no anunciado ni reiterado públicamente como ahora lo hacen algunos presidentes. Jamás Carlos dijo: ¡me van a matar!, ¡me quieren matar! (lo acompañaban su chofer, un mosca motorizado y un edecán) pero lo mataron. Tras su deceso, surgió la figura de Marcos Pérez Jiménez (1.914), pues aunque el país pasó a ser gobernado por una Junta de Gobierno presidida por el abogado Germán Suárez Flamerich, el mando real estaba en manos de Pérez Jiménez. Estos nombramientos fueron hechos desde el núcleo militar, que luego pateó de nuevo a la voluntad popular, cuando en las elecciones a finales del año 1.952, ordenaron recoger las urnas electorales, y manu militari establecer que: aquí quien manda soy yo. Hasta enero de 1.958 se mantuvo Pérez Jiménez en el poder; desde 1.945 había trascurrido algo más de doce años en ir y venir bajo la bota militar. Lo único que se puede reconocer de este ejercicio, es que hubo un gabinete ejecutivo con cierta capacidad y voluntad hacedora, que indudablemente contribuyó a mejorar el medio físico del país.

Surgió entonces una figura de indudable capacidad y sagacidad política: Rómulo Betancourt, a quien le tocó gobernar en difíciles condiciones de inestabilidad y confrontación armada, que supo manejar y controlar. Luego Raúl Leoni, dos veces Rafael Caldera, dos veces Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi. Podemos decir que en el lapso de cuarenta años (1.958-1.998) vivimos bajo un régimen democrático, con una cara no completamente limpia, tuvo lo bueno y lo malo, lo abnegado y lo perverso, pero hubo una buena dosis de respeto a la voluntad expresada a través del sufragio, por esto último, ninguno de estos personajes se perpetuó en el poder. Esto es obvio que no basta, no hicieron estos regímenes todo lo que debieron hacer, no abandonaron con propiedad aquella vieja conseja que establece: "en la política no se hace ni lo bueno ni lo malo, se hace lo que sea conveniente". ¿Conveniente para quién?.

Tras lo que antecede, yo concluyo que fueron nefastas las secuelas que dejó el derrocamiento de Isaís Medina. Hubiese sido preferible dejar que gobernara Ángel Biaggini, y permitir que con el concurso de cierta madurez política, el país se enrumbara por mejores cauces. ¿Acaso fue corregida la situación suscitada por la candidatura de Biaggini?. ¿Acaso no resultó todo peor?. ¡Acaso no caímos de nuevo aplastados por la bota militar, de la cual nos había liberado la muerte de J,V. Gómez?. Mi esposa me ha recordado una vieja sentencia española que reza: "otro vendrá que bueno me hará". ¿Acaso no es netamente aplicable esta frase para las bocas de Medina y Biaggini?. ¿Acaso no es aplicable esta frase para las bocas de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera?. Es probable que me contradiga si afirmo que tras cuarenta años de democracia, caímos en manos del actual régimen. ¿Acaso cuarenta años no fueron suficientes para lograr cierta madurez política?. Posiblemente, el derrocamiento del gobierno presidido por Isaías Medina, constituye la mayor desgracia política nuestra durante el siglo XX.

Acerca de lo último, no es difícil ahora entender por qué caímos en las actuales manos. Lo difícil está en vislumbrar cómo podremos salir de estas manos. Igual interrogante se hacen todavía los alemanes, sintiéndose tan cultos y formados como pueblo: ¿Cómo caímos en manos de Adolfo Hitler?; un personaje con habilidad para imponerse y para mentir, pero de una acusada mediocridad, con incapacidad para entender lo que de alguna manera estuviese fuera del marco de sus opiniones. Creo que el alemán aún no tiene respuesta específica, pero sabe que: "durante algo así como diez años, estuvo rigiendo el rumbo político, sobrevivió increíblemente a un atentado dentro de su bunker, pero al final él mismo se despachó, también hicieron lo mismo algunos connacionales de su círculo, y algunos no alemanes como Mussolini, fueron linchados". Pese al grado de destrucción física y moral habida en Alemania luego de la II guerra mundial, el país se recuperó. Algo parecido ocurrió en Estados Unidos a partir de 1.929 con el derrumbe económico, pese al cual, doce años después, el país entró en la conflagración mundial (1.941), para lo cual, entre otros factores, se necesita mucho dinero. En adición ayudaron a Europa con el Plan Marshall durante la posguerra. Es obvio que además de dinero, para este cometido se precisa de un pueblo con voluntad y con un buen grado de cultura, pero con cultura en el más amplio sentido de la palabra. Lamentablemente, en el país nuestro, parece que el dinero sirve para estando en un foso seguir cavando, y amén de ello crear un "Plan Marshall" para ciertos países, cuando entre nosotros, tener comida, educación y atención médica adecuadas, es posible para quienes tienen algo más que un pañuelo en el bolsillo.

Para el caso actual venezolano, es válida aquella vieja frase de Virgilio: "La fortuna ayuda a los audaces", la cual se potencia cuando concurren otros factores inesperados, tal como hemos observado recientemente. Pero es cierto también que las verdaderas e ingentes necesidades carecen de ley, y como ya está escrito en el Eclesiastés: "No se hace ni existe nada nuevo bajo el sol". Amén.

Reiteradamente Isaías: de boca y pluma, con mucha propiedad anunciaba: "Por mi culpa no ha habido en Venezuela ni exiliado, ni un preso político, ni partido disuelto, ni periódico clausurado, ni madre alguna que derrame lágrimas por la detención o expulsión de un hijo!. Creo que con orgullo se llevó esto a su tumba, ¡Ahí queda eso para el resto de los mandatarios venezolanos!, en especial para el actual.


Cabudare. octubre 2.005

viernes, 4 de septiembre de 2009

El Indicador "ERA" para Lanzadores de Béisbol


Escuchar una conversación entre tomadores de café en una Panadería, me persuadió a redactar este artículo, pues parece que no muchos aficionados tienen una idea clara acerca del indicador citado en el título.

El béisbol es el deporte objeto de la mayor cantidad de indicadores estadísticos; a veces es abusivo y necio ese empleo. Ya parece que se registra hasta la cantidad de veces que un lanzador, habiendo corredor en la primera base, mira hacia dicha base (*), y de ñapa, las veces que cualquier jugador se rasca la base del cráneo.

Las siglas se refieren a: “Earned Run Average”. “To Earn” es un verbo inglés que en cristiano significa: ganar(se), merecer(se), hacerse acreedor, devengar, etc. “Run” significa carrera, y “Average” significa promedio. En resumen, nos referimos al promedio de carreras anotadas a un lanzador, por cada nueve (9) entradas. La primera observación consiste en que en la cantidad de carreras no entran las “carreras sucias”, o aquéllas que resultan de errores del equipo, pero no imputables al lanzador. Tampoco entran en la cuenta para el lanzador entrante o relevista, aquellas carreras que aunque “limpias”, fueron anotadas por corredores que dejó en bases el lanzador saliente, así, para un lanzador que entra como relevo y encuentra dos hombres en bases, las carreras que estos puedan anotar no serán cargadas a él, sino al lanzador que los dejó en base. Qué sucede si en cualquier circunstancia se anotan carreras por error del propio lanzador, en este caso: sí serán imputables al lanzador y entrarán en la cuenta para el cálculo del ERA.

Para calcular su valor ; primero se determina el valor del cociente que resulta de dividir la cantidad de carreras anotadas al lanzador, entre la cantidad de entradas o episodios (innings) durante los cuales le ha sido anotada dicha cantidad de carreras. Así el numerador siempre será un número natural, y el denominador podrá serlo también, o bien, podrá ser fraccionario, según que el lanzador culmine en episodios completos o parciales en función de la cantidad de “outs” que haya a su favor en el episodio en el cual es retirado. Por ejemplo: veinte (20) episodios completos y un “out” en el episodio N° 21, equivale a veinte y un tercio de episodio. Como todo juego normal consta de nueve entradas, dicho cociente se multiplicará por nueve (9), y así obtendremos el valor buscado. Si en forma tabular colocamos los datos referidos a tres terribles lanzadores, el resultado puede ser a título de ejemplo:

CASO N°1 Para Igual Cantidad de Episodios
........................................Carreras Episodios .......ERA
Tirapiedra Selaven .........18 ..............45 ..............3,6
Chucho McChambon ......13 ..............45 ..............2,6
Vergocio Peña ..................8 ...............45 ..............1,6

CASO N°2 Para desiguales Cantidades de Episodios
.................................................Carreras ......Episodios ....ERA
Tirapiedra Selaven ...................14................ 18 ...............7
Chucho McChambon ................11 .................24 ..............4,12
Vergocio Peña ............................4 ...................7 ................5,14

Lo anterior nos señala que en el caso N°1, Vergocio (por algo lo bautizaron así) ha tenido una efectividad (1,6) bastante superior a la de sus otros dos colegas, pues habiendo lanzado durante la misma cantidad de entradas, a él le han anotado menos carreras. Para el caso N° 2, resulta que la mejor efectividad (4,12) la posee el zurdo Chucho. Lástima que un lobanillo asimétrico no infiltrable esté afectando su codo izquierdo, por lo cual de inmediato será intervenido quirúrgicamente. Al enterarse del parte médico, Chucho, parco como siempre, impactó a la afición al declarar a la Prensa:
¡ Que buena Vaina ¡.

Cierto es que Tirapiedras resulta ser quien con sus lanzamientos ha hecho más honor a su apellido, porque definitivamente: se la ven más que a los otros dos.

De lo anterior se desprende que: entre menor sea el valor numérico del indicador, mejor será la efectividad del lanzador.

La base de este indicador es nueve (9); si en el Caso N° 1 tomáramos para Vergocio el valor del cociente (8/45) y lo multiplicamos por cien, obtendremos: (8/45)100 = 17,78 , ó sea, que en porcentaje o base 100, la efectividad equivale a un 17,78%. Si la base fuese la unidad (1), el indicador sería igual al 0,1778 por uno. Vemos entonces que el valor “ERA” se refiere a un tanto por nueve, que podemos convertir a un tanto por ciento, multiplicando por (100 / 9) = 11,111111 ; así
( 1,6 x 11,111111) = 17,78%, y recíprocamente, multiplicando por 0,09 podemos convertir desde un tanto por ciento a un tanto por nueve: 17,78 x 0,09 = 1,6

Otro indicador que mide la efectividad de un lanzador, es la relación entre la cantidad de corredores embasados y la cantidad de entradas lanzadas, todo ello multiplicado por nueve para llevarlo a la base de nueve entradas. Aquí tampoco entran en cuenta los corredores que se embasan por errores no imputables al lanzador. Juzga tú cuál es mejor indicador.

Considérese que estos indicadores no miden a una función continua. Por otra parte; cualquiera de ellos está sujeto a un significativo grado de subjetividad: las decisiones de los árbitros, el azar, las características del estadio y otras tantas.

SALUD, ya va a comenzar el juego.

(*) Según el comentarista Ruquén Miscares; también se registra si no hay corredor en la primera almohadilla, para determinar si al lanzador le gusta el primera base, y si es recíproco el sentimiento.

Estadio Municipal de Cabudare “Martín Tierrero”; mayo 2.005

El Código Da Vinci


La novela citada en el asunto, del especialista de cienciaficción: Dan Brown (E.E-U.U. 1964), me fue obsequiada como presente de cumpleaños, y de inmediato la leí. Este autor tiene por lo menos dos obras anteriores: "La Fortaleza Digital" , y otra donde también trata el tema religioso: "Ángeles y Demonios".

Lo primero que llamó mi atención fue la referencia a Fibonacci, apodo con el cual conocemos a Leonardo de Pisa (1.170 - 1.250), cuya contribución no se limitó a la sucesión referida en la novela, pues este personaje fue pionero en cuanto a la introducción en Europa, del sistema de numeración indoarábigo, y otras contribuciones a la Aritmética y a la Geometría, con aplicaciones al campo mercantil, que permitió en buen grado el desarrollo de esta actividad. Me resultó curiosa la referencia a su sucesión aritmética, porque años atrás también yo la utilicé para efectos de codificación.

Sin arrestos de crítico literario, considero que me resultó interesante la primera parte de la novela, que ya con su título despierta interés, al ser referido al genio toscano: Leonardo Da Vinci (1.452 - 1.519); pero luego la trama se convierte en prácticamente una imitación del inglés Ian Fleming ( 1.908 - 1.964) , muy propia también de la cinematografía estaunidense, donde el muchacho y la muchacha lo hacen todo: pelean, corren, disparan, rescatan, etc., casi como si fueran sobrehumanos. Realmente esa segunda parte me lució un culebrón.

El otro aspecto palpitante de la obra, el tema religioso, ha despertado obviamente gran revuelo y curiosidad. Se habla de las mentiras acerca de la vida de Jesucristo, se dice que la novela no de debe ser leída por católicos, que la película próxima a ser estrenada, no debe ser vista por católicos.

En particular considero que cualquier persona con mediano criterio, no va a ser convencida por la lectura de la obra, y por ello creo que para los católicos tal lectura constituye una prueba de fe. Quien tenga fe, no va a creer es la trama de esa obra.

En cuanto a la película; yo en particular no voy a verla, porque si la novela en buena parte me pareció "culebrística", con mayor razón lo será la película, donde seguramente será exponenciado este carácter;

Cabudare: 2006

Catajarra


La palabra luce rara, parece a ratos muy española, no lo sé. Lo que sí sé, es que entre nosotros significa una cantidad grande, un grupo, una banda. No he consultado aún mi DRAE, como tampoco los diccionarios de venezolanismos editados por la UCV y la UCAB. Casi olvido lo que nos dejó el ilustre tocuyano Lisandro Alvarado.

Siento que estamos invadidos por catajarras. Una catajarra de programas de noticias y entrevistas de corte político, una catajarra de promociones para medicinas sistémicas, una catajarra de féminas mostrándonos el do de pecho y lo de atrás para promocionar cualquier cosa, una catajarra de analistas y economistas vomitando cifras e indicadores macroeconómicos, una catajarra de medicamentos para paliar la disfunción eréctil (cuán decentes son los médicos y farmacéuticos), una catajarra de menesterosos pidiéndonos dinero en todo sitio y a toda hora, y una catajarra de forajidos que han asaltado a los poderes públicos para imponer a la fuerza sus designios, crear el caos y así mantenerse en el caos como estrategia política y entrar a saco en los dineros públicos. ¡ Que buena vaina ¡. Al país se le vino encima una catajarra de problemas , amén de los ya crónicos. Siento que cada vez vamos para atrás, que vamos hacia abajo y no tocamos fondo. Estamos en una catacracia. Me siento a veces tal cual como me he sentido cuando he experimentado una pesadilla que he tenido desde niño, en la cual: una manada de elefantes me persigue, yo huyo tan presto como me es posible, pero de pronto el suelo se torna elástico, se hunden mis pisadas, pierdo velocidad, ya casi están por atropellarme los paquidermos, volteo y me percato de que a pesar de su considerable peso, no se hunden los muérganos. ¡ Zas ¡ , me despierto de pronto: agitado, sudoroso. Me felicito porque no fui alcanzado. Así me siento respecto al destino de mi patria. Parece que esto nunca terminará, parece que pisamos un suelo esponjoso, que el avance es harto difícil o que somos torpes para avanzar.

En lugar de una catajarra de indicadores económicos, de encuestas (qué catajarra) y de precisiones constitucionales, tengo yo dos parámetros de comparación, sencillos, que me han permitido desde hace años medir las condiciones socioeconómicas del venezolano. Uno de ellos lo conservo desde las escuelas primaria y secundaria, donde yo (cualquier venezolano) tenía escuela, aulas, maestros, pupitres, sanitarios, pizarrón y tiza, profesores que religiosamente cobraban su sueldo, tenía un médico y un odontólogo que me revisaban una vez al año. Recuerdo que en tercer año de secundaria, accidentalmente quebré un matraz cónico “Erlemeyer” (no se me olvida, odié la Química con fervor); mi profesora me advirtió que fuera a “EL Palacio del Libro”, en El Silencio, para adquirir dicho matraz y reponerlo, so pena de resultar aplazado en Química. Hoy en día no hay pupitres, no hay sanitarios, no hay laboratorio, los profesores (salvo las excepciones de rigor) son unos vomitadores de conceptos, a quienes poco les importa los bienes escolares, porque “eso es del gobierno”.

Por dónde y hacia adónde va nuestra educación. Qué futuro le espera a un país con una educación de comidilla. A través de cuáles indicadores macroeconómicos vamos a medir eso. No necesitan decírmelo: todo se vendrá abajo. Qué nos importa crecer económicamente un 10% interanual si nuestra educación no mejora. Mi otro indicador lo constituye la infancia desvalida. Qué futuro le espera a un niño que no recibió adecuada nutrición durante los tres primeros años de su vida, Cómo aprende un niño con hambre. Desafortunadamente esos niños serán unos tarados, “una carga para la población económicamente activa”, hubiese dicho el Padre Pernaut. No estoy en contra de economistas, sociólogos, colegas ingenieros, etc. Sólo que no cuadran sus prédicas ante la feroz miseria y el negro futuro de quienes no tienen cómo recibir siquiera mediana educación, y quienes además padecen hambre. Ignorancia y hambre son las peores carencias imaginables para mí, quizá debo agregar que perder la gracia de Dios es también una terrible carencia.

La catajarra de problemas que debemos resolver no son conchas de ajo. De alguna manera tenemos que darle un vuelco a la gestión gubernamental; no llegamos a una solución con el mero hecho de sacar de Miraflores a “el balurdo”. No; tenemos que resolver, nadie va a resolver por nosotros. Además de todo lo que tenemos encima, hay algo que pocos notan o comentan: el Mundo es ya una aldea, es una urdimbre, es un sistema de engranaje en el cual no hemos enganchado, porque la rueda nuestra no tiene el mismo “ paso “ de las demás; aún estamos a tiempo para engranar, pero si tardamos en exceso, será limitada la posibilidad de levantar cabeza.

Estoy en Caracas, ayudando a mi esposa en la titánica gestión de obtener un pasaporte. Quizá su problema radica en que es venezolana por nacimiento. Hemos madrugado, hemos hecho cola ocho horas al día, y no hemos conseguido el número que nos permita hacer otro día otra cola para obtener el dichoso documento, aunque le queda la opción de pagar una catajarra de bolívares a un gestor para conseguir el antes citado. ¡ Mi reino por un Pasaporte ¡. Fue de remembranzas vagar por El Silencio mientras la asistencia a mi costilla me lo permitía. Pude entrar en “El Palacio del Libro”, allí ya no venden matraces. Disfruté del exótico paisaje del arquitecto Bernal, admiré los hermosos arreglos decorativos del oficialismo, percibí los aromas que emanan de sus calles, casi como nos lo señaló Andrés Eloy: “Cobraron mis pulmones un aliento pirata y corrió por mis venas toda el agua del mar”. Sí, del mar de inmundicias en que se ha convertido mi Caracas.
Caracas: Julio de 2.004

Aroa-1


La facilidad de trasporte y de telecomunicación es tan importante, que no es posible que se dé el desarrollo de una comunidad, país o región, sin que estas facilidades estén disponibles. Esta condición es necesaria, mas no suficiente. En nuestro caso venezolano, un ejemplo de ello lo constituye un pequeño pueblo como el de Aroa, Estado Yaracuy. Este pueblo se convirtió en un mini emporio a partir de 1877, por supuesto que en términos relativos para la Pequeña Venezia de esa época, cuando fue inaugurado el ferrocarril: Aroa -Tucacas: el primero que se construyó en el país. El propósito de la obra fue crear una vía expedita y eficiente para trasportar a puerto marítimo la mena de cobre de las minas de ese pueblo, el cacao y otros frutos que en fechas anteriores se llevaban en canoas por el río Aroa, hasta el litoral falconiano . Mi madre nació en Aroa, ella y mi abuela me relataban lo “adelantada” que en ciertos aspectos era esa casi aldea.

Pero ese ferrocarril permitía también muchas otras cosas, entre las cuales está algo de lo novedoso que en el mundo surgía: la refrigeración, la leche condensada en lata, los médicos ingleses, medicamentos que no se conseguían ni en Puerto Cabello, la educación técnica que impartieron allí los ingenieros y técnicos ingleses y muchas otras cosas vedadas para buena parte de las poblaciones venezolanas: los barcos se llevaban la mena y traían otros artículos conocidos o no en el resto del país.

Todo ello se debió a que Maria Antonia, hermana de Simoncito, pactó con los ingleses y vendió la posesiones de las minas aroeñas, y así los muchachos de la corona y algunos factores lugareños hicieron el resto. Simón apuntó en su testamento que su único bien de fortuna era su posesión aroeña, obtenida por el viejo Juan Vicente, tras largo litigio.

Aroa tuvo además ferrocarril que la unió a Barquisimeto. Recuerdo que mi madre y mi abuela relataban anéctotas de Aroa, surgían los apellidos: Bonaguro, Bavaresco, Laveder, Prince y de seguro muchos otros que al igual que ellos, fueron mecánicos para maquinaria pesada . Desmontaban y reparaban maquinaria de centrales azucareros, de plantas eléctricas, de la industria cafetalera, de vehículos, de ferrocarriles, y uno de ellos, sin ser ingeniero ni técnico diplomado, fue instructor en la disciplina de Taller, en la escuela de Ingeniería Mecánica de la UCV, actuando bajo la dirección de un riguroso ingeniero alemán (de allá de Germania, no de la Colonia Tovar). Estos italoaroeños tuvieron a la mano la escuela inglesa, una buena escuela con visión de verdadera empresa, con rigor y exigencia, independientemente de que los ingleses sean unos grandes carajos que han pateado a medio mundo durante siglos.

Este intercambio, esa interfaz que permitió la facilidad de trasporte, hizo posible junto con otros factores, la creación de una mini sociedad algo diferente y con una calidad de vida algo mejor que la de muchas poblaciones venezolanas durante las últimas décadas del IXX y primeras del XX. Desde hace muchos años, la veta de cobre mermó su tenor hasta un valor no comercial. Creo que desde las primeras décadas del siglo XX se hizo patente su decadencia. Tras varios dueños ingleses y criollos, hoy las minas son propiedad de la entidad regional del Yacacuy.

He visitado varias veces este terruño de mis ancestros; en su cementerio oficial (porque había uno específico para los ingleses) no me sorprendió encontrar tantas lápidas de difuntos con apellidos italianos y uno que otro francés. Uno de esos apellidos italianos: Radaelli, es el de mi abuelo materno, carpintero lombardo que hizo allí en Aroa su vida y allí yace.

Me sorprendió sí leer una suerte de memoria, muy manoseada y media rota, que un anciano colega me mostró en una reunión gremial del Colegio de Ingenieros en Caracas. En ese documento, un ingeniero inglés: John Hawkshaw, quien siendo joven vino a Aroa para trabajar en las minas, relata lo que él vio allí,: instalaciones, paisaje, costumbres, comida: memorias escritas en su madurez. Hawkshaw hizo levantamientos topográficos, puso la mira en la construcción de caminos, trazó la ruta básica del ferrocarril que por parte de él fue objeto de particular empeño, aunque su idea cristalizó mucho después.

Cabe apuntar que este caballero se enfermó y parece que los médicos ingleses no dieron en el clavo, porque hizo que lo llevaran a Tucacas vía río Aroa, se embarcó en el vuelo directo a La Guaira, y sin pestañar se apeó del “jet”, se montó en su moto y coronó la cima subiendo por Punta de Mulatos hasta Los Castillitos, y bajando a toda galucha, llegando a Sanchorquiz dejó renco a un perro y mató a dos gallinas. Se internó de inmediato en el “Medical Center for Tropical Diseases” de La Sultana del Ávila, para que lo “recetara” nada menos que el sabio: Dr. José María Vargas. Una vez recuperado, regresó a Aroa.

El hombre se las traía, posteriormente fue miembro de la Royal Society” de Londres y Caballero de la Corona. A este ingeniero le tocó una tarea profesional interesante para su época, fue uno de los principales a quien Lesseps (quien no fue ni ingeniero ni arquitecto) le entregó la responsabilidad de hacer el proyecto para la construcción del Canal de Suez, cabe aquí recordar la importancia de esta obra, no por el fausto para su inauguración (Verdi compuso a “Aída” haciéndola a la medida para esta celebración), sino por la relevancia geopolítica y económica que aún conserva.

Hace muy poco, el río de montaña que desde la serranía de las minas baja hacia Aroa y la parte en dos, se convirtió en torrente con todo y deslave, y dejó muy poco sin daños, el fenómeno fue televisado a nivel nacional e internacional, gracias a esos muchachotes de la GLOBO y de la CNN. En esos días, un conocido mío, ya pasado de los cuarenta, a quien veo a veces en una panadería barquisimetana donde leo , escucho (muy importante) y tomo excelente café, me explicó que “ese pueblo del cual no sabía él que existía , fue muy importante hace doscientos años”, tal como un tío suyo se lo reveló. La verdad es que la vena de cobre ya era conocida hacia mil seiscientos y tantos. La cita del cuarentón fue respaldada por una trigueña , sentada en una mesa vecina, quien luciendo las piernas más hermosas que he visto en varios años, me dio la ñapa agregando que: “hace no sé cuánto en ese pueblo hubo una importante mina de aluminio. Lo ven: cuasi alquimia del XXI.

Arepa

Antonio María Zubillaga Oropeza, mejor conocido en los bajos fondos con el apócope de: “Toño” ; me refirió hace poco una vivencia que tuvo en Costa Rica acerca de la arepa. Debo advertir que a Toño y a mí nos unen muchas cosas: somos cuñados, colegas de la ingeniería, amantes de la buena música, amantes de la arepa y del café, pero eso sí: quiero advertir que cualquiera como yo puede disfrutar realmente de la compañía de Toño, salvo que se trate de tomar café, en este aspecto de ingerir la arábiga infusión, recomiendo a todos no aceptar invitación alguna de su parte y mucho menos invitarlo. No me pregunten por qué, no quiero suscitar la ira de mi cuñado favorito.

Recientemente en la capital de los ticos, vio Toño un anuncio que le activó las funciones: “Arepas Colombianas”. De inmediato le entró al pleito y de seguro liquidó a más de una redonda. A mí, no sé si por manía, me llamó la atención el por qué asociar a otro gentilicio, una expresión tan venezolana como la AREPA.

En primer lugar, la voz es cumanagota, y el objeto en sí es una de las contribuciones que esta tierra venezolana ha dado al mundo, junto con el chinchorro, la butaca y la improvisación, desde mucho antes de convertirse en la Capitanía General de Venezuela (por gracias de las voluntades, pulsos y plumas de sus reales majestades). Las documentaciones lexicográficas son abundantes y aparecen en los dos últimos diccionarios citados más adelante. Valga decir que acerca de la arepa hay citas datadas en el año de 1628, y que según los historiadores, nuestro proceso politicosocial unificador se inició en el año 1652, que luego se complementó con reales cédulas de 1742 y 1777

No obstante la cita inmediata anterior, conviene comentar lo que al respecto expresa el diccionario de la RAE: “(del cumanagoto arepa: maíz) f. Pan de forma circular que se usa en América, compuesto de maíz salcochado, majado y pasado por tamiz, huevos y manteca, y cocido al horno”.
Sin duda que los académicos han confundido un poco a la arepa con el casabe o cazabe, por lo menos en cuanto a su preparación. Desde niño he visto hacer arepas en Falcón, Lara, Carabobo, Caracas y ya hombre en todo el país, jamás he visto tamizar a la masa del maíz (pilado o pelado) para preparar la arepa, esto se hace con la masa de la yuca en el sebucán, para el casabe. Lo que sí sé porque desde niño también las he hecho, es que a la masa del maíz hay que heñirla bien, amasarla y lograr además un equilibrio en el grado de humedad de esa masa, pues de lo contrario, la arepa quedará dura, como rejo de cuero de ganado. No basta con una masa cualquiera, hay que acariciarla, luego irá al budare, los académicos se quedaron con los verbos: salcochar y hornear, no basta, había que mencionar al budare, a menos que se trate de bollos de masa o de arepas fritas. Nuestro aborígenes, los inventores de la arepa, no las freían, la arepa frita vino después. Lo de los huevos y manteca, supongo yo que se refieren a ñemas y mantequilla, que se comen con arepa considerando a ésta como pan, pues en realidad eso es la arepa: pan. Es común en Falcón y en Oriente oír las expresiones: “tender el pan” (ponerlas en budare), “pan pelado” (arepas peladas), “pan pilado” (arepas de maíz pilado). Si usted no sabe en qué consiste pilar o pelar maíz, le aconsejo que revise su documentación, probablemente usted no es venezolano.
Todo evoluciona, y así desde la época de los cincuenta, existe la harina de maíz precocida (valga la ocasión para recordar al difunto ingeniero Juan Lorenzo Mendoza Quintero y a quienes con él fundaron la primera planta de harina precocida de maíz). Esta harina facilita enormemente la labor, ha sido para las arepas y las hallacas, lo que los detergentes en polvo y las lavadoras mecánicas han sido para la ropa. De lo contrario, ya no existirían amas de casas ni cachifas, que así todo lo tienen facilito, con la ñapa de los pañales desechables y los anticonceptivos. ¡ Qué vida tan dura !. (Qué machista soy).Como todo cambia, mis hijas y sobrinos se han horrorizado al verme matando una gallina o un cochino, porque siempre los han visto muerticos y peladitos en el super. No me opongo a ello, lo aplaudo.

La arepa, como sustantivo, además de su acepción original sirve para identificar muchas otras cosas:
* La arepa está cuadrada: la situación económica está mal o estoy “limpio”.
* Todo venezolano nace con su arepa debajo del brazo: aquella ilusión estúpida de que todos nacíamos con un
futuro económico seguro.
* Nueve arepas le metió el Caracas al Magallanes: tampoco es venezolano quien no entienda esta frase.

De arepa hemos dado origen a otras voces: arepera(o), arepazo. Ya casi no se consiguen las “arepas de vieja”, tan tiernas y dulces que en adición rompían con la geometría tradicional pues eran cuasitriangulares. Con nostalgia recuerdo mis patinatas en el Parque Los Caobos de Caracas, donde en las frías mañanas decembrinas comía las finas, abombadas, dulzonas y anisadas arepitas fritas, que aún afortunadamente se consiguen.

Es lamentable tener que comer malas arepas. Como ahora el reloj es otro, la prisa nos consume y a la harina de maíz precocido le ponen agua y sal, la medio amasan e ipso facto hacen la arepa para llevarla al “arepa maker”, fabricado en Singapur, Detroit, San José de Costa Rica, Dublín, Ciudad de México o en Maracay. A la harina precocida ya amasada hay que dejarla reposar para que absorba agua, para que la masa con el agua agregada en cuanto sea necesaria, logre su punto, para que retenga esa humedad que le extrajeron en las plantas industriales de: Turmero, Chivacoa, Cumaná, Ciudad Bolívar, Manizales, Cali, Guayaquil, Tegucigalpa, Guadalajara, Lisboa, Islas Canarias, Londres, Burdeos, Niza, Ciudad del Cabo y Miami. Se extendió al mundo entero. Personalmente vi y denuncié harinas elaboradas en otros países iberoamericanos, envasadas en bolsas falsificadas de las primeras fabricas ubicadas en Turmero y Chivacoa.

Este consejo del reposo está consignado en la literatura de la bolsa de la harina precocida, pero “mala leche”: nosotros no leemos. Por favor: DEJE QUE LA HARINA PRECOCIDA ABSORBA AGUA, DELE SU TIEMPO, NO SEA GAFA(O)

Más acertada me parece la descripción que da el “Diccionario de Venezolanismos” (UCV.Academia Venezolana de la Lengua”. Fundación Edmundo y Hilde Schonoegass).- “Especie de pan de forma circular, hecho con maíz ablandado a fuego lento y luego molido, o con harina de maíz precocida, que se cocina sobre un budare o sobre una plancha”. Bien, pero por qué no usar el verbo salcochar empleado por la RAE, para ablandar el maíz hay que sancocharlo como decimos en Venezuela. No lo vas a ablandar tostándolo, apaleándolo o gratinándolo, ojalá esta observación llegue a la docta María Josefina Tejera.

De mi alma mater salió el “Diccionario del Habla Actual de Venezuela” (UCAB.Centro de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. Rocío Núñez y Francisco Javier Pérez), en él así definen a la “redonda criolla”: “ Pan de forma circular hecho con masa de maíz que se cocina en múltiples formas, especialmente asado en un budare o en una plancha, horneado o frito, y que puede comerse solo o relleno con otros alimentos” (agregan otras varias acepciones). Bien, aplaudo esta descripción. No obstante, no son tan múltiples las formas de cocinar al maíz, basta con salcocharlo para preparar la masa (y hacer bollitos), asar (budare y leña que es lo mejor del mundo) para que tengamos una arepa “VIP”(yo también soy moderno), hornear y por último queda la versión de machucar, estrangular, apisonar a la masa en el “arepa maker”. Ahora hay una nueva versión de este dispositivo, accesorio o utensilio, que en treinta segundos y catorce centésimos hace cuatro redondas imitando la versión que los “hijoerdiablo” llaman “telitas”, por su delgadez, son mis preferidas pero en budare.
Las areperas (areperías) son lo mejor del mundo; basta entrar y conseguir un mostrador con veinte ingredientes diferentes para rellenar a la arepa, eso es mejor que cualquier cadena internacional de comida chatarra. Si yo hubiese sido comerciante, me gustara y tuviese capacidad para “hacer reales”, ya tendría en ochenta países los establecimientos de mi cadena “AREPA-CENTER”; tras entrenar a unas ocho mil mujeres ( con algunos maricones, por qué no) en la tarea de hacer la arepa. Para abrirla y rellenarla puedo emplear a los “musiues”

No puedo finalizar sin mencionar a la arepa coriana, la tengo desde niño en el “disco duro”, su calidad y tamaño son espectaculares, las he visto de un quilogramo y algo más de peso, una verdadera arepa tamaño familiar. De la “pelada coriana” ni hablar, ¡ qué de milagros hacen la ceniza o la cal en el maíz !, para ahorrar la brega de pilar y para dar ese rico sabor tan característico. Después que usted se haya desayunado con una pelada coriana y perico con hueva salada de pescado ã, le aseguro que ni el bisté de oso polar le parecerá más delicioso..

Como ahora soy barquisimetido y vivo en Cabudare, a los extraños les doy el dato local de la versión de arepa con chicharrón, que es algo mejor que una buena suegra. En la plaza de Santa Rosa pregunte por Teolindo y engulla unas redondas con chicharrón; también las hay buenas en la calle 30, entre carreras 23 y 24. Si le da miedo cómaselas con unos 40 mg. de “atorvastatina”, vulgarmente conocida en las Farmacias con el apodo de “Lipitor”, que no son sabrosos y son carísimos, pero nos caemos a embustes con ellos.

Gracias por leer estos disparates, no lo agradezco por mí, lo agradezco por la arepa, que como la hayaca es símbolo de nuestra identidad. Por ello, sin estúpida xenofobia, me da arrechera (perdón) que los magníficos ticos anuncien arepas con el respetable gentilicio colombiano, no, la arepa es y será de gentilicio venezolano.

Si la hueva es de lisa, olvídese, así ese perico se convierte en una ave del paraíso y sólo la podrán comer Hugo y los miembros de su Gabinete, o quizá mi cuñado favorito.