sábado, 5 de septiembre de 2009

Sesenta Años Después [Oct1.945-Oct2.005]


Ese día el Bachiller Honorio, nuestro Maestro de tercer grado, nos soltó más temprano que de costumbre. El Padre Hernández Chapellín, de blanca sotana, nos miró ceñudo e imperturbable cuando salvábamos el corredor hacia el zaguán de la vieja casona sede del Colegio "Pío XII". Al franquear el portón de salida volvimos a los brincos, gritos y travesuras propios de nuestra edad. A pie, como de costumbre, porque vivía en otra Venezuela, recorrí las cinco o seis soleadas y corianas calles que me separaban de mi casa. El sol quemaba, pero a esa edad no importa. Al llegar a mi hogar, fui directo al segundo patio de la casota, para ver si estaba allí una señora alta, seria, negra y canosa, quien acudía a mi casa a planchar la blanca ropa, tabaco en boca, con la candela para adentro, y que a ratos, con habilidad circense, sacaba el tabaco para desprenderle con cuidado una larga porción de ceniza, que no sé cómo lo hacía para que no se le desprendiera sobre su lengua, no sé tampoco cómo hacía para expulsar humo simultáneamente por una comisura de la boca y por la nariz, sin siquiera inmutarse. Le tenía callado cariño, y mucho respeto, pero por fastidiarla al quedarme mirándola, y por haber volcado la plancha de carbón que manchó una vez aquellas albas piezas, me acusó con papá, me gané un regaño por faltarle el respeto a esa dama, quien ya hacía su oficio en la casa de mi abuelo Lino. Ya grande descubrí por qué las lavanderas y planchadoras de ropa fumaban con la candela para adentro, la causa estribaba en que si así no lo hacían, manchaban a la ropa con la ceniza. Ya se acabaron las mujeres que así fumaban, ya no hay planchas a carbón, son costosas piezas de museos y de coleccionistas de vainas viejas.

Al rato noté angustia en el semblante de mamá, mi edad no me permitía pararle a eso, pero más tarde llegó papá, lo vi hurgar y recoger armas, adicionales al revólver que siempre portó. Discutían mis padres: ¡No te vayas José María!, me intrigué y entré al cuarto y vi que tras la insistencia de mamá, mientras se quitaba el pantalón de su traje blanco, y se ponía un pantalón de caqui, le contestó: "¿Y qué quieres tú, que me ponga unas pantaletas y salga corriendo para huir?". Se fue papá, quedamos consternados, lo vi irse, se dirigía a acompañar al mandatario regional falconiano: León Jurado, quien con tropas marcharía a Maracaibo para unirse con el mandatario zuliano Pulgar. La angustia de mamá me aguó los ojos..

Se fue papá a pelear, me lo reiteraba mi mente de niño, y llegué a asociar su futura batalla con las de las pocas películas que para entonces había visto. Pasarían varios días sin sentarnos a leer, él en su chinchorro y yo sentado en el suelo, también leyendo la prensa y preguntándole cada palabra que no conocía o frase que no entendía. ..............El 22 de octubre toda la tropa, Jurado, mi padre y otros personajes, fueron apresados y trasladados al Cuartel de Coro, el cual había sido inaugurado pocos días antes de ese 18 de octubre de 1.945. A cada cual le trazaron un destino, no salió mal mi viejo, tras no sé cuánto tiempo de reclusión, le asignaron a Paraguaná por cárcel, ese confinamiento en la Península nos hizo ir a vivir en Pueblo Nuevo.

A quien lea esto le pido disculpa por el largo introito, pero éste es mi relato de niño, y esos recuerdos son una vaina muy seria y de difícil desarraigo.

Isaís Medina Angarita (San Cristóbal 1.897 / Caracas 1.953); hijo del paraguanero y militar José Rosendo Medina; estudió en la Academia Militar de Caracas, de la cual egresó como subteniente. Fue Isaís formado bajo la casta y los preceptos del gomecismo. Tras su desarrollo como militar activo, y luego de la muerte de J.V. Gómez, Eleazar López Contreras lo designó Ministro de Guerra y Marina (1.936), y años después es ascendido a general de brigada. En San Carlos de Austria, capital del Estado Cojedes, da inicio a su condición de candidato a la presidencia de la República (1.941). El Congreso Nacional lo eligió con ciento veinte votos, como mandatario durante el lapso 1.941- 46. Observamos que su elección no obedeció a un sufragio directo y secreto, fue a través de un proceso indirecto, que quizá era normal para una Venezuela que desde su independencia estuvo regida por caudillos militares, salvo algunos pocos saltos de la función, y que apenas tenía algo más de cinco años de haber despertado del férreo yugo gomecista. Con anterioridad, en plena guerra federal (1.860) ocurrió en Venezuela la primera elección presidencial directa y secreta , cuando resultó elegido Manuel Felipe Tovar, proceso que se repitió por última vez en 1.898, con la elección de Ignacio Andrade. Que no se alegren las chicas, en tales elecciones no participaban las de faldas. Si no me falla la memoria, fue en 1.948, cuando el sufragio para elecciones presidenciales, dejó de ser un derecho único para varones.

Es justo reconocer que no obstante su profesión militar, fue Medina un presidente verdaderamente civilista, quien se ocupó de consagrar el respeto a los derechos humanos, permitió rienda suelta a la libre opinión, legalizó a los partidos políticos incluyendo al comunista que había sido proscrito por López Contreras, y en conjunción con el poder legislativo fue significativa la obra en materia de legislación , que permitió la firma del primer contrato colectivo de trabajo en nuestra industria petrolera, elección directa de diputados, voto femenino edilicio, seguro social, impuesto sobre la renta, hidrocarburos. En adición se realizó el primer gran esfuerzo para masiva construcción de escuelas y liceos en todo el país, edificaciones que aún prestan importante servicio, donde también se encuentra la base para la construcción de la ciudad universitaria de Caracas. Ello acompañado por un plan de construcción de viviendas jamás visto antes en la nación, comparable en términos relativos al que hubo durante la dictadura de Pérez Jiménez. Cabe señalar que fue Medina quien definitivamente rompió con los caimacanes de la casta gomecista.

Ahora quizá entendamos por qué algunos viejos caraqueños resumen jocosamente y con simpleza, su opinión sobre Medina: ......"Era mujeriego y se echaba sus palos, pero siendo el presidente, lo vimos caminar solo y sin escolta por las calles de Caracas". A lo mejor era valiente, a lo mejor pensaba que: "quien no la debe, no la teme".

El sector oficial funda al Partido Democrático Venezolano (PDV), con cuyas siglas ya de niños nos reíamos cuando le llamábamos "Peo De Vieja", que las damas me perdonen, era cosa de niños, pero enseñada por los adultos. En ese partido que entiendo dirigía Arturo Uslar, hubo una escisión con una corriente manejada por los aludidos caimacanes, de la cual surgió la candidatura del ex presidente Eleazar López Contreras, y otra corriente manejada por quienes apoyaban a Medina y se apartaron del gomecismo. Por otra parte, hombres jóvenes que provenían del viejo Partido Democrático Nacional (PDN) , fundan al partido Acción Democrática, y se legitima al Partido Comunista. Estoy hablando de hombres jóvenes en su mayoría. El mismo Uslar Pietri (1.906) que las últimas generaciones conocieron ya anciano, andaba entonces en los treinta largos, e Isaías Medina no llegaba aún a los cincuenta años. R. Betancourt (1.908) y R. Leoni ( 1.905) andaban en los treinta cortos

Podemos afirmar que el país vivía en calma, no como en Suiza, pero tampoco con aquellas: Unión (en las cárceles), Paz (en los cementerios) y Trabajo (encadenados en las carreteras), experimentadas durante el gomecismo. Por otra parte, se avecinaba una elección presidencial, ello lógicamente movía a los ánimos, y según todas las versiones, el oficialismo y la oposición, llegaron a un acuerdo en torno a la candidatura y posterior segura designación por parte del Congreso Nacional, de Diógenes Escalante (1.879 -1.964), para ejercer la presidencia en el próximo período constitucional. Escalante, a la sazón embajador en Washington, fue llamado a Caracas para dar los toques finales al asunto. Según versiones dignas de crédito, Raúl Leoni y Rómulo Betancourt habían viajado a EE.UU para entrevistarse con él. En adición, "la institución castrense" respaldaba al pacto en cuestión. Pero el azar se entremete y cambia a veces el rumbo, o eso que algunos llaman el destino.

Conviene detenernos un poco en: quién fue y qué representó Diógenes Escalante. Nacido en San Cristóbal, educado inicialmente en su región natal, no era doctor ni abogado como se ha afirmado. Sujeto hábil y talentoso, se desempeñó ejerciendo durante muchos años, cargos en los ministerios de Relaciones Interiores y de Relaciones Exteriores, y algo también como congresista y funcionario regional. Como diplomático vivió muchos años en Europa y en EE.UU. Durante muy breve lapso fue ministro de Relaciones Interiores al asumir el poder López Contreras, a quien estuvo ligado desde el común terruño tachirense.
Aparentemente Diógenes tenía una especie de rótulo que decía: "Presidente", ya muchos años atrás había sonado para sustituir a Juan Bautista Pérez, una de las figuras utilizadas por Gómez para disimular en algo su dictadura. Aparentemente tuvo Escalante, además de las anuencias antes señaladas, la de López Contreras, quien quizá jugaba en dos equipos, pues también sonaba para remplazar a Medina, y éste, sabedor de los nexos López - Escalante, avizoró la conveniencia en cuanto a escoger a Escalante , pues sabía del talante de López y no desatendía el indudable peso político que este último tenía. Como conclusión podemos decir que Diógenes Escalante representó algo así como un centro de gravedad hacia el cual convergían casi todas las fuerzas políticas del momento en cuestión.

Pero ocurrió entonces que el plato ya preparado y sazonado, se quemó en el horno. No recuerdo el nombre del galeno que tuvo que decirle a Medina: "General, el señor Escalante ha perdido la razón, está demente" . Es posible que esta enajenación mental haya cambiado el curso de la historia política nacional, pues tras la noticia, obviamente se derrumbó la candidatura, y Medina escogió entonces como emergente, al abogado y entonces ministro de Agricultura y cría: Ángel Biaggini (1.899 -1.975), también tachirense, y quien según algunos surgió como una bala fría.

Este cambio constituyó la razón aparente para justificar el derrocamiento del gobierno de Medina. Digo que aparente, porque tal razón quedó desvirtuada a posteriori por los mismos actores del golpe de estado de 1.945. Por supuesto que existían otras razones: la ambición personal de civiles y militares, el rompimiento de Medina con la casta gomecista, el descontento de la nueva generación militar, están entre las causas de dicha asonada militar.

La acción es planificada y ejecutada por el binomio Acción Democrática - Ejército. Surgió entonces la Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt . Los cabecillas militares fueron: Julio César Vargas, Marcos Pérez Jiménez, Horacio López Conde, Mario Vargas , Carlos Delgado Chalbaud. Los cabecillas civiles. Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios , Luis Beltrán Prieto Figueroa. Según parece, el eslabón que unió a los dos términos de este binomio, fue un médico caraqueño. Edmundo Fernández..

Hasta aquí he dado una visión aguas arriba del proceso, pero más importante es echar un vistazo aguas abajo y establecer cuáles fueron las consecuencias de esa y que "revolución de octubre". Tras el ejercicio de la Junta Revolucionaria de Gobierno, que encabezó Rómulo Betancourt, se eligió de manera universal ,directa y secreta a Rómulo Gallegos (1.884), como presidente. Esta elección, repito, fue universal, directa y secreta, tal como la querían los "revolucionarios" de 1.945. A pesar de ello, y a pesar de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano, Gallegos gobernó apenas desde febrero hasta noviembre de 1.948, cuando lo depone un golpe militar encabezado por los mismos de cachucha que derrocaron a Medina. Surgió Carlos Delgado Chalbaud (1.909) a la cabeza de la Junta Militar, quien apenas dejando la adolescencia, había estado a bordo del Falke, en la invasión de Cumaná (1.929) , que su padre Román Delgado Chalbaud dirigió en contra del compadre J.V. Gómez. No duró mucho el talentoso oficial e ingeniero militar, el 13 de noviembre de 1.950, es asesinado cobardemente. Fue un magnicidio atípico, no previsto, no anunciado ni reiterado públicamente como ahora lo hacen algunos presidentes. Jamás Carlos dijo: ¡me van a matar!, ¡me quieren matar! (lo acompañaban su chofer, un mosca motorizado y un edecán) pero lo mataron. Tras su deceso, surgió la figura de Marcos Pérez Jiménez (1.914), pues aunque el país pasó a ser gobernado por una Junta de Gobierno presidida por el abogado Germán Suárez Flamerich, el mando real estaba en manos de Pérez Jiménez. Estos nombramientos fueron hechos desde el núcleo militar, que luego pateó de nuevo a la voluntad popular, cuando en las elecciones a finales del año 1.952, ordenaron recoger las urnas electorales, y manu militari establecer que: aquí quien manda soy yo. Hasta enero de 1.958 se mantuvo Pérez Jiménez en el poder; desde 1.945 había trascurrido algo más de doce años en ir y venir bajo la bota militar. Lo único que se puede reconocer de este ejercicio, es que hubo un gabinete ejecutivo con cierta capacidad y voluntad hacedora, que indudablemente contribuyó a mejorar el medio físico del país.

Surgió entonces una figura de indudable capacidad y sagacidad política: Rómulo Betancourt, a quien le tocó gobernar en difíciles condiciones de inestabilidad y confrontación armada, que supo manejar y controlar. Luego Raúl Leoni, dos veces Rafael Caldera, dos veces Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi. Podemos decir que en el lapso de cuarenta años (1.958-1.998) vivimos bajo un régimen democrático, con una cara no completamente limpia, tuvo lo bueno y lo malo, lo abnegado y lo perverso, pero hubo una buena dosis de respeto a la voluntad expresada a través del sufragio, por esto último, ninguno de estos personajes se perpetuó en el poder. Esto es obvio que no basta, no hicieron estos regímenes todo lo que debieron hacer, no abandonaron con propiedad aquella vieja conseja que establece: "en la política no se hace ni lo bueno ni lo malo, se hace lo que sea conveniente". ¿Conveniente para quién?.

Tras lo que antecede, yo concluyo que fueron nefastas las secuelas que dejó el derrocamiento de Isaís Medina. Hubiese sido preferible dejar que gobernara Ángel Biaggini, y permitir que con el concurso de cierta madurez política, el país se enrumbara por mejores cauces. ¿Acaso fue corregida la situación suscitada por la candidatura de Biaggini?. ¿Acaso no resultó todo peor?. ¡Acaso no caímos de nuevo aplastados por la bota militar, de la cual nos había liberado la muerte de J,V. Gómez?. Mi esposa me ha recordado una vieja sentencia española que reza: "otro vendrá que bueno me hará". ¿Acaso no es netamente aplicable esta frase para las bocas de Medina y Biaggini?. ¿Acaso no es aplicable esta frase para las bocas de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera?. Es probable que me contradiga si afirmo que tras cuarenta años de democracia, caímos en manos del actual régimen. ¿Acaso cuarenta años no fueron suficientes para lograr cierta madurez política?. Posiblemente, el derrocamiento del gobierno presidido por Isaías Medina, constituye la mayor desgracia política nuestra durante el siglo XX.

Acerca de lo último, no es difícil ahora entender por qué caímos en las actuales manos. Lo difícil está en vislumbrar cómo podremos salir de estas manos. Igual interrogante se hacen todavía los alemanes, sintiéndose tan cultos y formados como pueblo: ¿Cómo caímos en manos de Adolfo Hitler?; un personaje con habilidad para imponerse y para mentir, pero de una acusada mediocridad, con incapacidad para entender lo que de alguna manera estuviese fuera del marco de sus opiniones. Creo que el alemán aún no tiene respuesta específica, pero sabe que: "durante algo así como diez años, estuvo rigiendo el rumbo político, sobrevivió increíblemente a un atentado dentro de su bunker, pero al final él mismo se despachó, también hicieron lo mismo algunos connacionales de su círculo, y algunos no alemanes como Mussolini, fueron linchados". Pese al grado de destrucción física y moral habida en Alemania luego de la II guerra mundial, el país se recuperó. Algo parecido ocurrió en Estados Unidos a partir de 1.929 con el derrumbe económico, pese al cual, doce años después, el país entró en la conflagración mundial (1.941), para lo cual, entre otros factores, se necesita mucho dinero. En adición ayudaron a Europa con el Plan Marshall durante la posguerra. Es obvio que además de dinero, para este cometido se precisa de un pueblo con voluntad y con un buen grado de cultura, pero con cultura en el más amplio sentido de la palabra. Lamentablemente, en el país nuestro, parece que el dinero sirve para estando en un foso seguir cavando, y amén de ello crear un "Plan Marshall" para ciertos países, cuando entre nosotros, tener comida, educación y atención médica adecuadas, es posible para quienes tienen algo más que un pañuelo en el bolsillo.

Para el caso actual venezolano, es válida aquella vieja frase de Virgilio: "La fortuna ayuda a los audaces", la cual se potencia cuando concurren otros factores inesperados, tal como hemos observado recientemente. Pero es cierto también que las verdaderas e ingentes necesidades carecen de ley, y como ya está escrito en el Eclesiastés: "No se hace ni existe nada nuevo bajo el sol". Amén.

Reiteradamente Isaías: de boca y pluma, con mucha propiedad anunciaba: "Por mi culpa no ha habido en Venezuela ni exiliado, ni un preso político, ni partido disuelto, ni periódico clausurado, ni madre alguna que derrame lágrimas por la detención o expulsión de un hijo!. Creo que con orgullo se llevó esto a su tumba, ¡Ahí queda eso para el resto de los mandatarios venezolanos!, en especial para el actual.


Cabudare. octubre 2.005

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